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Limpias

Al abrazo de una limpísima ría

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Al abrazo de una ría, la que forman las aguas del río Asón cuando se acerca al mar, se encuentra Limpias, bajo la protección de sus hermosos hermanos mayores Laredo, Colindres, Ampuero y Liendo. Esto es Cantabria en estado puro. Un lugar que, aunque pequeño en tamaño, reclama su sitio en un valle de montañas esmeraldas. Pasear por las tranquilas calles de su casco urbano es encontrarse con un pasado de ricos indianos retornados que reivindicaron sus logros en hermosas casas con balconadas, escudos y arcos de piedra. Casi vecinas, el visitante encontrará la Casa-Torre de Palacio, la del Conde de Limpias, la de Bernales Piedra o la Casa-Lonja del Rivero Palacio entre otras.

Obligada visita en Limpias es la preciosa Ermita de Santa Isabel, siempre cubierta de hiedra, y, en el Barrio de Espina, tras cruzar un pequeño puente, la Ermita de La Piedad, mimada por los vecinos que emigraron a Perú en busca de riquezas. Sus donaciones dieron como fruto un precioso retablo neoclásico y una notable colección de pintura andaluza de los siglos XVIII y XIX. El viejo Colegio de San Vicente de Paúl, al que los niños siguen dando vida, vigila desde su atalaya el acontecer diario del pueblo.

En el Barrio de Rucoba se encuentra la Iglesia de San Pedro, que guarda la venerada imagen del Cristo de la Agonía, del que se dice que emanan lágrimas, sudor y sangre. Desde allí se puede descender hasta el paseo junto a la ría, jalonado por pequeñas casitas con flores en los balcones y huertos de frutas y verduras. En la margen derecha de la ría se puede contemplar el Palacio de los Condes de Albox, construido en el siglo XX y hoy Parador Nacional. Bordea la ría un paseo marítimo que desemboca en un curioso Museo Naval al aire libre. Antes de abandonar Limpias conviene hacer una visita al Puerto del Rivero, que nos evocará su pasado como uno de los muelles con más tráfico naval de la zona oriental de Cantabria.