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Lousame

Minas que hoy son museo

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La iglesia barroca de San Xusto de Toxosoutos (siglo XVIII), con su característico campanario, es el único testimonio que queda del importante monasterio románico (siglo XII) que se levantaba en Lousame hasta que la desamortización de Mendizábal lo condenó a la ruina desde 1835. Y es que los dominios monacales alcanzaron incluso tierras de Portugal. El templo superviviente figura ahora como Bien de Interés Cultural (BIC). Sí se conserva una muestra de estilo románico en la puerta principal de la Iglesia de San Pedro de Tállara.

Después de haber sido el motor económico de la zona a mediados del siglo pasado, las Minas de San Finx dejaron de explotarse a finales de los años ochenta, pero hoy puede visitarse parte del poblado erigido en torno a ellas gracias a su recuperación como museo. Empresarios ingleses regentaron la actividad hasta que acabó la Guerra Civil, y en esa larga etapa se extrajo sobre todo estaño, un mineral al que no tardó en sumarse el wolframio por la demanda durante la II Guerra Mundial.

Los interesados en el patrimonio industrial apreciarán en este concello los restos de algunas de las cinco fábricas de papel decimonónicas que en su momento funcionaron a orillas de los ríos San Xusto y Vilacova: entre ellas, la fábrica de Fontán (con hileras de 14 ventanas en sus dos pisos), la de A Galiñeira (con arcadas en el nivel inferior y rodeada de bosque), y la de Soutorredondo (reconvertida en piscifactoría). Entre los diversos tesoros arqueológicos sobresalen los petroglifos de Agro da Costa, en la parroquia de Lesende, con representaciones geométricas talladas sobre la roca granítica cuya antigüedad se remonta al segundo milenio antes de Cristo.

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