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Medinaceli

Un arco romano único en su especie

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Un arco romano visible ya desde la carretera que nos acerca recuerda los primeros tiempos de la villa. Por él entraban y salían carromatos, animales y paseantes en el Medinaceli de entonces. Es único en su género en toda España porque cuenta con tres ojos. Restos de muralla medieval y árabe rodean la localidad, haciéndonos palpable que estamos en lo que fue un territorio fronterizo durante la Reconquista. Son todas sobradas razones para declarar a la villa Conjunto Histórico-Artístico. Situada en lo alto de una colina, rodeada de prados y bosques, Medinaceli nos propone un viaje en el tiempo con casas antiguas y calles estrechas como únicos testigos de la aventura. En nuestra ruta, las plazas abiertas nos muestran esos edificios monumentales que han convertido a la localidad en una joya arquitectónica. Como el Convento de Santa Isabel, del siglo XVI, que hoy se mantiene en perfecto estado y que sigue en activo. La colegiata de Nuestra Señora de la Asunción, el Palacio Ducal y la Alhóndiga nos exhiben la época renacentista de la villa, su era de mayor esplendor bajo el gobierno de los duques de Medinaceli. Poseedora de un castillo desmochado en una de las esquinas de la colina, los restos de la construcción sirven hoy como recuerdo de un tiempo en el que Medinaceli fue lugar de referencia para otras localidades del entorno, antes de sufrir la deserción provocada por el éxodo rural hacia las grandes ciudades.

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