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Murla

En la cuna de la pelota valenciana

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Poco más de medio millar de habitantes presumen de vivir en una de las cunas de la pelota valenciana. Dos instituciones presiden el pueblo: el Trinquet Municipal, como no podía ser de otra forma, y una impresionante Iglesia fortaleza de San Miguel Arcángel, customizada con sillares de una antigua mezquita y en eterna simbiosis con el viejo Castillo del Pop, donde el Cid Campeador pasó la Pascua del año 1090. De tal castillo aún queda mucho en su redondo torreón adosado.

En una esquina, a tan solo dos calles, está la Ermita de la Sangre (siglo XVI) que, sin embargo, no fue concebida como tal. Primero fue cárcel. Sirvió después como habitación de féminas para uso hospitalario. Avatares de la vida. En el monte, la Ermita de San Sebastián preside las Peñas de las Escalas. Fue ermita de conquista, destruida y vuelta a reconstruir. Un escaño corrido de piedra pulimentada por su uso toma el nombre de El Rajolat. En sus losas se reúnen los murleros. Desde ahí se observa la esencia de la localidad, en la que se ha ido imponiendo con el paso del tiempo el naranjo y el almendro.

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