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Navalmoralejo

El tesoro de Ciudad de Vascos

Quien llegue a Navalmoralejo sin mucha información y despistado, quizá se lleve una impresión equivocada de este pueblo que toca la frontera con Cáceres. Paseará por sus calles y encontrará un lugar tranquilo y con muy pocos habitantes, con algunas casas y corrales de estilo popular (piedra y cal), y verá un curioso ayuntamiento (de fachada blanca, con zócalo y ribetes amarillos) coronado con un original frontón con reloj. También se acercará probablemente a la iglesia parroquial, de una sola nave y ábside semicircular, construida en mampostería y sillares, dedicada a San Pedro Apóstol y con una espadaña con campanas. Y creerá quizá que eso es todo. Porque si su caminar despistado no lo lleva, por casualidad, a las viejas escuelas, no se enterará de que este pueblo modesto esconde un grandísimo tesoro. Allí se encuentra el Centro de Interpretación Ciudad de Vascos, la verdadera joya de Navalmoralejo, y allí se muestran objetos hallados en un yacimiento impresionante. Enseres de cerámica, cobre o hierro, material de construcción y retazos de juegos musulmanes son testimonio de la vida que hubo en esta medina hacia los siglos XI y XII, y cuya esencia puede hoy respirarse en los restos situados unos kilómetros al este del casco urbano. Visitable del 16 de mayo al 31 de enero, Ciudad de Vascos muestra las ruinas de una gran ciudad árabe, protegida por una muralla (todavía visible en buena parte, así como algunas puertas y portillos) que alberga un territorio de unas ocho hectáreas. Y en el interior del yacimiento son visibles los restos de una alcabaza, una mezquita, una escuela o madrasa, unos baños, decenas de viviendas, enterramientos… Todo un tesoro arqueológico que merece la pena conocer.

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