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Peñaranda de Duero

Desde lo alto del castillo

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El perfil del pueblo es el de una maqueta medieval. Asentado directamente sobre la roca y dominando el espacio circundante, se alza el castillo de Peñaranda que cuenta con un Centro de Interpretación en el que se explica cómo era la vida en la fortaleza. Se puede pasear solo por la parte exterior (de libre acceso) o realizar la visita completa a las salas que se encuentran en la Torre del Homenaje y que están repartida en tres plantas. De la antigua muralla que rodeaba la villa, en la actualidad queda un buen paramento que bordea la carretera y dos de las tres puertas de acceso, el arco de las Monjas, y la que da entrada a la plaza Mayor.

En el paseo por la villa hay que fijarse en la estructura de las viviendas populares, de las más bellas y conocidas de La Ribera, que están construidas con adobe y entramado de madera, de poca profundidad y dos plantas, más un sobrado abuhardillado. La planta baja se destinaba a lagar y otros menesteres, mientras que la superior albergaba la cocina y los dormitorios. Muchas de estas casas son hoy bares y restaurantes que los fines de semana se llenan de visitantes que se acercan a conocer esta villa que consiguió el premio a Pueblo más bonito en 2014 y a comer en sus mesones un buen asado de cordero regado con vinos de la Ribera del Duero, comarca a la que pertenece.

En la lista de su patrimonio se encuentra además el palacio de los condes de Miranda, la excolegiata de Santa Ana, el monasterio de las Madres Franciscanas Concepcionistas, el rollo, la herrería, el convento del Carmen y el Museo Internacional de Uniformes Policiales.

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