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Pozo-Lorente

El reloj eterno

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La insolencia de un pino rodeno ancestral que sobrevive al paso del tiempo otorga a esta pequeña localidad de medio millar de habitantes rango de carácter. Los cereales, los viñedos y los pequeños cotos de caza menor ocupan a sus gentes y a las que se dejan caer por aquí. En el siglo XVIII se erigió la Iglesia Parroquial de Santa Ana. Al primer golpe de vista llama la atención la Santa Cruz bañada en plata. Algunos pertrechos de la iglesia se utilizan en las procesiones de San Isidro cada 15 de mayo. La Ermita de San Isidro es sencilla y moderna. Uno de los tesoros mejor guardados de Pozo Lorente es su monumental reloj (1954), cuyo mecanismo nunca falla.

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