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Puerto Lápice

Un festín quijotesco tras los pasos del hidalgo

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“Siguieron el camino del Puerto Lápice, porque allí decía Don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero”. Cervantes puso a Puerto Lápice en el mapa citándola hasta en cuatro ocasiones en su novela; el hidalgo manchego hizo el resto. De hecho, cuentan los vecinos que en una de sus ventas se le armó caballero. Por eso, la visita por este municipio debe comenzar por la Posada Dorotea Jiménez, la del Rincón y la del Quijote (la única visitable), caserones con grandes patios porticados típicos manchegos.

El otro emplazamiento que acapara todas las miradas y las fotos es la Plaza Mayor, con sus soportales de madera en blanco y almagre. La iglesia de Nuestra Señora del Buen Consejo, renacentista, y la ermita de San José completan un recorrido que no puede dejar de detenerse en las casas encaladas blancas y añiles típicas de La Mancha y en los molinos de viento que se erigen gigantes desde la Sierra de la Serranilla. Un festín quijotesco.

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