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Alfoz de Quintanadueñas

Apacibles paseos en la vega del Ubierna

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Cae el sol sobre el río Ubierna en un hermoso atardecer que se proyecta sobre las aguas y el pequeño altollano de la vega. La última claridad del día dibuja una hilera de modernos molinos de viento a ambos lados de la carretera. Destellos naranjas descubren la torre de una iglesia que domina un pequeño pueblo a la orilla derecha del Ubierna. A tan sólo seis kilómetros de Burgos se encuentra Alfoz de Quintadueñas.

Las típicas casas castellanas siguen pugnando por ser las señas de identidad de esta villa cuya cercanía a Burgos hace que se entremezclen con las nuevas edificaciones. La dualidad entre lo viejo y lo nuevo es patente en su ayuntamiento. Adosado al antiguo edificio, se ha levantado una moderna Casa Consistorial de brillantes paredes blancas que contrastan con la vieja piedra de antaño. Cercana al ayuntamiento se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, construida entre los siglos XVI y XVII sobre los cimientos de un antiguo templo románico. Destaca el pantocrátor de su fachada principal y el retablo rococó del altar mayor. 

No es lugar para ir con prisas; es recomendable dar un largo paseo por los bonitos parajes naturales que rodean Alfoz de Quinatadueñas y tomarse un descanso en alguna de las fuentes del camino. Como sus viejas casas castellanas, de piedra, madera y barro, Quintadueñas conserva el sabor de siempre, el de su famoso cordero asado, que se sirve en los restaurantes de la zona.