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Santiso

Tierra de ríos navegables y pazos mayúsculos

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En la parroquia de Pezobrés se alza la joya religiosa de mayor valor del concello, la Iglesia de San Estevo, interesante por mantener buena parte de sus elementos románicos desde el siglo XII. La puerta principal y la meridional están flanqueadas por columnas acodilladas sobre las que se apoyan arquivoltas de sencilla decoración, y a lo largo de los muros laterales se suceden canecillos originales que sostienen la cornisa. Interesantes son también los retablos del interior.

El mejor exponente de la arquitectura civil es el Pazo de Vilar de Ferreiros, que surgió en la parroquia de Visantoña hacia el siglo XV como torre defensiva con almenas. Sucesivas ampliaciones crearon el enorme conjunto existente hoy, rodeado por una muralla donde destaca la portada barroca con escudo en la peineta superior. Peor estado presenta la vistosa portada del Pazo de Liñares, del siglo XVII, con arco de medio punto como base de un frontón triangular para albergar el escudo de armas. El Pazo da Pena (siglo XVIII) luce dos elementos de la arquitectura tradicional: la chimenea coronada con pináculos y el corredor cubierto por el tejado.

La presencia de grupos de 'mámoas' en la zona demuestra su poblamiento ya en tiempos prehistóricos y también en la etapa castreña, como evidencian los castros de Quinzán (en la parroquia de Niñodaguia) y Belmil (entre Novela y Pezobres), ambos con su doble recinto defensivo completo. Otro de los atractivos de Santiso es su paisaje, marcado por la confluencia de los ríos Ulla y Furelos y el Embalse de Portodemouros, cuyas aguas cruza una barcaza desde la parroquia de Beigondo hasta el concello pontevedrés de Vila de Cruces. En la presa se practican actualmente muchos deportes náuticos.

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