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Zarzalejo

El reposo del guerrero y de la Historia

El pequeño pueblo de Zarzalejo es uno de esos agradables secretos que guarda la sierra de Madrid y que espera ser descubierto por el viajero amante de las caminatas tranquilas a través de la historia. Uno de esos turistas ilustres fue Felipe II, que eligió el pueblo como lugar de descanso hace cinco siglos y barajó levantar allí el monasterio de El Escorial. Paseando por las empedradas calles de Zarzalejo uno fantasea con la idea de cómo podría haber sido esa obra.

Finalmente, fue el granito que cubre los interminables muros de El Escorial el que sí salió de las canteras de Zarzalejo. Pero, naturalmente, esas solicitadas piedras también cubrieron las calles y plazas de este municipio, que está repartido en dos núcleos: La Estación, también conocido como Los Pajares; y el pueblo antiguo, en torno a la plaza de la Constitución. Recorrerlo hoy es descubrir cómo era una población tradicional de la serranía madrileña, con monumentos con tanta solera como la iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol (empezada en 1492) o tan representativos como la fuente del Caño Viejo (s. XVIII), un hito de de paso obligatorio para los que recorren la localidad. Y, junto a ella, el monumento al Cantero, realizado con el onmipresente granito zarzalejeño, al igual que la fuente.

Para sumar activos a ese patrimonio, Zarzalejo es punto de partida de numerosas rutas por los alrededores, en un paisaje de casas rurales, castañares, berrocales, formaciones montañosas y excelentes miradores a las dehesas de alrededor.

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