Compartir

{{title}}
{{buttonText}}

Cementerio Nuestra Señora del Carmen

Getxo, Bizkaia/Vizcaya

A veces el arte te sorprende donde menos lo esperas, saltándote a la cara como una ráfaga embriagadora que aturde los sentidos y deja la certeza de haberse topado con algo bello. No nos consta que los impulsores del cementerio de Nuestra Señora del Carmen, en Getxo, tuviesen intención de crear arte. Su necesidad era dar respuesta a la falta de espacio para nuevos enterramientos en el municipio. Sin embargo,  este lugar de descanso eterno se fue llenando al tiempo de sepulturas y tesoros arquitectónicos. Desde que traspasamos el umbral de su puerta y la cruz que la preside, en la calle de  Bostgarrena, nos rodea una sinfonía de grises, siluetas de decoración profusa pero líneas rectas y ordenadas que se van sucediendo. Es neoclásico vizcaíno puro. Un remanso de serena racionalidad en el reino del misterio. Lo vamos recorriendo con calma, sin prisas: tenemos 41.000 metros cuadrados por delante, con 1.700 sepulturas, más de 3.000 nichos y 2.700 osarios aproximadamente; muchos de estos espacios son pequeñas joyas del arte funerario, entre las que destacan las capillas y los cerca de 500 panteones que alberga. Aquí están los más grandes y lujosos de toda Vizcaya, célebres por sus peculiaridades decorativas. Como un rocío, la serenidad nos va empapando a cada paso que damos entre ellos, bajo un cielo igualmente gris, encapotado. No es, desde luego el único cementerio capaz de  transmitir sensaciones así pero, mientras en otros camposantos, la magia y el misterio se esfuman al levantar la mirada y encontrarse rodeados y asfalto y rascacielos, las vistas que nos esperan aquí son la ría de Bilbao y el puerto al fondo, con los montes asomando en lo alto. Paz, arte y belleza que se dan la mano.

Información de contacto