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Sagrado Corazón de Jesús

Viniegra de Abajo, Rioja, La

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La lluvia empapa los escarpados campos del monte Turza. La hierba, más amarilla que de costumbre, parece aceptar el regalo. Los animales se resguardan, pero hay una figura que permanece impasible. Se trata del Sagrado Corazón de Jesús, una estatua de piedra blanca que rinde tributo al Santo y cuya imponente figura trata de retar a la madre naturaleza. Las gotas de agua se deslizan lentamente por su cuerpo. Sus brazos, abiertos, parecen pedir más. En lo alto, reposa sobre una torre cuadrangular sin perder detalle de todo lo que ocurre a su alrededor. Siempre atento, podría ser perfectamente, a escala menor, la versión española del Cristo redentor que preside Río de Janeiro. Intimidante y a veces fotografiado, se pierde entre las sombras de la noche para lucir elegante con la llegada de los primeros rayos de sol. La lluvia no cesa y él continúa vigilante. Su labor es proteger a Viniegra de Abajo y nada ni nadie podrá detenerlo.

 

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