Árboles milenarios, grandes rapaces, más de un centenar de especies de aves, yacimientos romanos e incluso pinturas rupestres. Con una extensión de casi 1.200 kilómetros cuadrados, rodeada por los montes de Sierra Morena, el Valle de Alcudia se convierte en la zona de transición entre el sur de la Meseta y el valle del Guadalquivir. Puertollano es la puerta de entrada a este tesoro manchego.
Pasear por los caminos públicos en el corazón del valle, a escasos 40 kilómetros de Puertollano, es una de las mejores propuestas en esta zona. Aquí encontramos uno de los principales baluartes patrimoniales del valle, la aldea de La Bienvenida, donde está el yacimiento romano de la antigua Sisapo (siglos XVIII a.C. - II D.C.). Esta ciudad romana, de diez hectáreas de superficie y enorme entidad histórica y arqueológica, centralizó las exportaciones de plata y cinabrio en la época romana.
Además de conocer todos estos atractivos naturales y patrimoniales, en el valle de la Alcudia también podemos hacer un recorrido muy especial, la Ruta de Don Quijote. Se trata de un itinerario confeccionado con motivo del IV centenario de la publicación del Quijote, ya que en esta comarca situó Cervantes parte de las andanzas de su ingenioso Hidalgo y su fiel escudero. En pueblos como Almodóvar del Campo, Hinojosas, Cabezarrubias, Brazatortas, Mestanza, El Hoyo o Solana del Pino podemos disfrutar de la hospitalidad de los vecinos del valle, de su cultura y patrimonio y, por supuesto, de la gastronomía manchega y sus paisajes de película.