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La antigua carpintería del hoy 22@, el distrito tecnológico de la Barcelona más cercana al mar, luce ahora despojada de serrín y polvo. En su lugar, Espai Joliu ha llenado el lugar de plantas, mesas, cuadros, cojines, frutas, hortalizas y una Marzocco para los mejores espresso. Su propietaria, la veinteañera Lucía López, ha respetado la estructura original de un espacio que llevaba 13 años cerrado en una zona que parece estar en medio de la nada.
Después de rondar por toda la ciudad en busca del reducto de su agrado, la diseñadora barcelonesa se plantó –nunca mejor dicho– en el número 95 de la calle Badajoz para abrir su ansiado negocio. “Crecí rodeada de plantas y en todos los sitios que he vivido nunca me han faltado, así que Espai Joliu nació inicialmente como tienda para su venta”, explica Lucía.
Junto a las macetas de todos los tamaños imaginables se reparten bonitas piezas de vajilla igualmente dispuestas para la adquisición del cliente. Lucía las selecciona personalmente, de igual forma que decide los 'platillos' que entran y salen de su corta carta.
Espai Joliu no dispone de cocina, pero sabe cómo saciar el apetito con elaboraciones rápidas hechas al momento a partir del pan de Baluard y el producto fresco de temporada. Como tiene licencia de galería de arte, no puede incorporar, por el momento, esos fuegos que permitirían cocinar los huevos que tanto reclaman sus clientes, junto con la apertura también en domingo.
“La mayoría de los clientes son extranjeros residentes en Barcelona, por lo general más habituados a este tipo de locales que los propios barceloneses”, apunta. Ella es la primera que quedó fascinada por los concurridos cafés de Berlín en los ochos meses que estuvo viviendo allí.
Se fue, hará un par de años, con el alemán suficiente como para trabajar de cara al público y conocer cómo se gestiona este tipo de negocios desde dentro. Lo hizo decidida y convencida de que sería un buen entrenamiento para emprender el proyecto de sus sueños: “Me encanta tratar con el cliente, conocer sus gustos y preferencias, así como satisfacer sus necesidades”, apostilla mientras prepara dos tazas de café de especialidad y un bagel de rúcula y salmón. Se sirven tanto para tomar in situ como para llevar.
Lucía domina a la perfección el denominado arte del café con leche “¡después de haber hecho ya unos cuantos!”, si bien en Espai Joliu no dibuja otros motivos que los florales, que son los que mejor combinan con sus plantas a la venta, colocadas estratégicamente a lo largo y ancho del espacio.
Se nota que a ella le gusta el diseño de interiores, porque nada está aquí dispuesto al azar. Incluso las revistas internacionales de tendencias, donde más pronto que tarde saldrá también publicado este local, aportan ese detalle que distingue este café de tantos otros de Barcelona.