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Valle Salado de Añana

Añana, Araba/Álava

¿Quién dijo que Araba no tiene mar? Lo tiene bajo tierra: un antiguo mar cuya sal aflora con el agua de los manantiales en Salinas de Añana. Desde tiempos de los romanos, esa sal se ha extraído al exponer el agua al calor del sol sobre eras o terrazas de madera que, en un número aproximado de 2.000, forman un mosaico asombroso junto al pueblo. 

Cocineros con Soles Repsol, como Martín Berasategui, Joan Roca, Pedro Subijana, Eneko Atxa o Andoni Luis Aduriz, utilizan esta sal en sus restaurantes y se han convertido, además, en activos embajadores de la Fundación Valle Salado de Añana. En la antiquísima arquitectura de canales, pozos, eras y almacenes de este paraje todo, hasta los clavos, son de madera, para evitar el óxido. En verano, cuando la sal queda al descubierto tras evaporarse el agua, el valle parece nevado.

Este lugar fue candidato a El Mejor Rincón 2014.

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