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Es la mayor representación de los bosques de laurisilva que existe en el archipiélago canario, un frágil ecosistema heredado de la época terciaria, donde la jungla amable, el silencio y la sensación de acariciar las nubes marcan los pasos. Por algo se trata de una de las rutas de senderismo más agradecidas de la bien llamada 'isla bonita'. La más fresca y frondosa de las Afortunadas custodia, en el municipio de San Andrés y Sauces, este valioso secreto, el Bosque de los Tilos.
Precisamente en sus laderas exteriores, arañadas por insondables desfiladeros, se asientan estos parajes tocados por una magia primitiva. En concreto en el Barranco del Agua, especialmente profundo, en cuyo interior se esconden estos bosques que conforman un patrimonio natural de excepcional valor. Todo un paraíso de la biodiversidad, donde abundan los tilos, laurales, aceviños, madroños, fayas, brezos, palo blanco y helechos gigantes, además de una fauna con especies endémicas de gran rareza, como las palomas turqué y rebiche.
Existen dos excelentes senderos: uno sencillo de 2,5 kilómetros a través del corazón del bosque; y otro (el PR LP6), que asciende unos mil metros hasta los nacientes de Marcos y Cordero, y cuyo trayecto completo desde los Sauces llevaría algo más de siete horas. Será cuestión de tiempo y energía decantarse por uno u otro. Por el agradable paseo del primero que discurre entre una vegetación intrincada y bajo las rugosas paredes del barranco que apenas dejan ver el cielo. O por la larga caminata del segundo, que atraviesa hasta trece túneles excavados en la roca (no hay que olvidar linterna o frontal) y permite disfrutar de los mejores paisajes.
Bosque de los Tilos