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Zugarramurdi y la ruta de la brujería

Zugarramurdi, Navarra

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Dicen que en los pueblos embrujados de Navarra aún se escuchan los susurros del diablo. En ellos, los lugareños aún creen que la flor de cardo en las puertas de las casas ayuda a espantar a los malos espíritus. Y es que, aunque Zugarramurdi se lleve toda la fama –Alex de la Iglesia puede que tenga algo que ver en ello–, son muchas las comarcas que vivieron el fenómeno de la brujería durante la Edad Media, como la de Sangüesa y Lumbier, Améscoa, Viana y Bargota, enclaves de gran belleza impregnados por un halo de misterio que pueden recorrerse en familia a través de cuatro rutas.

Y sí, Zugarramurdi es parada obligada. Enmarcado en un hermoso paisaje de pinos y castaños, este pequeño pueblo de apenas 250 habitantes sufrió en 1610 una importante caza de brujas por parte de la Inquisición, una locura que condenó a la hoguera a muchos inocentes. Aquí descubrimos la cueva de Sorginen Lezea, una cavidad esculpida por el agua que impone mucho, tanto que hay quien se refiere a ella como la "catedral del mal" por sus techos abovedados y sus piedras en forma de altares. Dicen que en este lugar se adoraba al diablo y las brujas formaban sus temidos aquelarres. Basta con pisar en ella para que un escalofrío te recorra toda la espalda.

Localización

Sorginen Lezea, Zagurramurdi