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Aldaia

La cuna del abanico

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Aldaia se conoce como “la cuna del abanico” y no sin razón. La localidad lleva fabricando ininterrumpidamente piezas artesanales desde el siglo XIX. Y para conocer la historia de cómo se ha realizado este complemento a lo largo de los tiempos hay que visitar la Casa de la Llogueta, del siglo XVI, y con una preciosa fachada engalanada de arcos. Allí se aloja el museo del abanico de Aldaia. Podemos recorrrer, con un abanico en la mano, las amplias calles del casco de Aldaia que desembocan en la coqueta Plaza de la Constitución en la que se encuentra una cisterna del siglo XIV integrada en el cromático edificio del nuevo Ayuntamiento. Partiendo desde allí se pueden encontrar monumentos que atestiguan la historia de la localidad. Destaca la iglesia parroquial de la Anunciación que mezcla diferentes estilos como los arcos en punta góticos, los detallados adornos churriguerescos, las simetrías renacentistas en su tríptico interior y una capilla- la de la Comunión- del siglo XIX.  Otros templos dignos de ver en la localidad son la ermita de la Virgen de la Saleta, bien de relevancia local, que conserva deliciosos muros cerámicos de la virgen, y la pequeña y modesta ermita de San Miguel, bien de relevancia local.

Una fiesta propia es la de las Germanias, que recrea la guerra con el mismo nombre que se desarrolló en el lugar a principios del siglo XVI. Las calles se llenan de coloridos puestos y por ellas transita un desfile de época en el que los hombres se visten de piratas y soldados y las mujeres de damas germánicas. Por su parte,  las fiestas mayores en honor al Cristo de los Necesitados tienen como diferencia la gran mascletá que resuena en la procesión de la imagen del Crucificado.

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