{{title}}
{{buttonText}}
1 /

Amorebieta-Etxano

Las dimensiones del encanto

Compartir

Antes de llegar a esta localidad vizcaína bañada por el río Ibaizábal, el viajero puede realizar un primer acercamiento a través de una de las obras de Enrike Rentería, ilustre pintor y vecino del pueblo, que supo captar la belleza del paisaje municipal como nadie. O, incluso, ya allí, puede captar una parte de la esencia del pueblo mediante los cuadros que cada año, en el marco de las Fiestas del Carmen, participan en el concurso que homenajea a Rentería y, de paso, plasman los rincones más bellos del lugar. Lienzos que se recrean en el pórtico de la iglesia de Santa María de la Asunción, un esbozo de los aires ingleses de la señorial Casa Harrison, una pincelada a las ventanas románicas de la ermita de San Miguel Dudea (en el barrio de San Antonio) o el reflejo de la discreta fachada del Palacio de Cancelada. Como boceto es magnífico, pero las tres dimensiones se imponen con fuerza y llaman a recorrer las calles de los diferentes barrios en busca de una realidad que se pueda palpar. Ningún cuadro prepara al viajero para el edén urbano que encuentra en el Parque Jauregibarria, lleno de árboles que dan sombra al estanque y caserío, o para la apabullante sensación de espiritualidad que se respira entre los sillares renacentistas de la iglesia de Santa María en Etxano. Estas dos realidades se pueden ver aumentadas si el viajero se acerca a la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, de la que Amorebieta-Etxano forma parte, y realiza una ruta por las distintas ermitas que salpican el término municipal, que también esconde otro monumentos dignos de admirar como la Casa Fuerte de Bernagoitia. Un recorrido más que completo que muestra un encanto verdadero que es una obra de arte en sí mismo.