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Calcena

Naturaleza agreste y cuevas entre calles moriscas

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Ubicado en la cara oculta del Moncayo, rodeado de montañas y con un casco urbano que desprende una magia especial, se ubica el municipio zaragozano de Calcena. Sus calles son pintorescas y laberínticas, con callejones, callizos y pasos cubiertos característicos del urbanismo musulmán. Al entrar en el pueblo atravesamos un portal-capilla barroco dedicado a la Virgen de las Nieves. Pero es en lo alto de la población donde se alza el edificio más representativo. Se trata de la Colegiata de Nuestra Señora de los Reyes, un edificio del siglo XVI coronado por una torre mudéjar que mezcla elementos barrocos, renacentistas, platerescos y churriguerescos. Incluso conserva restos románicos de un templo anterior, uno de los pocos ejemplos de este estilo arquitectónico que se encuentran en esta zona de la provincia. En su interior se encuentran interesantes retablos –uno es obra del importante pintor renacentista aragonés Jerónimo Cósida–, la capilla del Santo Cristo –del famoso escultor Gabriel Joly– y una cripta con más de 100 momias procedentes de la peste de 1653.

En las cercanías de Calcena se levantan varias ermitas (San Miguel, San Roque y San Cristóbal). Sobresale ésta última, con un crucifijo medieval y un retablo con pinturas de transición del gótico al renacimiento. Los restos de un castillo y una caseta de falsa bóveda completan el patrimonio cultural de un municipio que cuenta con un Centro de Interpretación de la Naturaleza. Porque los paisajes que envuelven el pueblo son otro de sus grandes atractivos: manantiales, bosques de robles y carrascas, barrancos y muelas agrestes ideales para practicar deportes como la escalada, el senderismo, la bicicleta de montaña o la espeleología. Para admirar la grandeza de estos parajes, nada mejor que subir hasta el Cerro de San Cristóbal y contemplar las gargantas del río Isuela, donde habita la mayor colonia de buitres leonados del macizo del Moncayo.

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