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Moratalla

El cielo más limpio de la Península Ibérica

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En algún momento de la civilización romana, este municipio estuvo amurallado con palos. Así nos lo indica su nombre en latín, 'murata tallea'. Aunque puede que los moratalleros más recordados no sean los romanos, sino los que en la prehistoria dejaron su impronta en las paredes de piedra del Calar de la Santa, a 1.300 metros de altitud sobre el nivel del mar. Pero muchos otros han plasmado su huella a lo largo de los tiempos en esta parte de Murcia que conforma la comarca del Noroeste y que marca el techo de la región. Su gran extensión acoge a varias poblaciones o pedanías y todas nos sorprenderán por dentro y por fuera. Moratalla, cabecera del término municipal, aporta la belleza, acunada por altas montañas y presentando cara al mundo con su Torre del Homenaje. Benizar, por su parte, contribuye con algunos de los paisajes más impactantes de la región, sus vestigios del castillo árabe que se alza sobre un risco. Otos y Mazuza, ermitañas y guardianas de la tradición, invitan por su parte al paseo despreocupado. Béjar y San Juan atesoran bosques autóctonos, cuevas subterráneas, dólmenes y restos de asentamientos pretéritos. El Sabinar, en cambio, nos anuncia con su nombre uno de los mayores conjuntos de sabina albar del Sur de Europa. Cañada de la Cruz descansa pacífica a los pies del impresionante Macizo de Revolcadores, que supera los 2.000 metros. Y a su ladera se sitúa, finalmente, Inazares número uno en el ránking de los pueblos más altos de Murcia.

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