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Outes

Obras de Antonio Palacios y Xosé Ferreiro en la meca de los astilleros de embarcaciones de madera

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Las rías de Muros y Noia y la sucesión de elevados montes en sus orillas dan a este concello un emplazamiento privilegiado. Ya impacta el acceso a través del Pontenafonso, imponente sobre la desembocadura del Tambre en la ría, cuyo origen medieval se refleja en el perfil ojival de algunos de sus 20 arcos. Aunque minúsculo en comparación, el denso entorno boscoso bajo el que corren las aguas del río Tins confiere gran belleza al Ponte do Ruso, del siglo XVIII, en la parroquia de Santo Ourente. Ésta presume, además, de la iglesia homónima, llamativa por su campanario con cúpula y pequeña balaustrada en el centro de la fachada, pero también por albergar buena parte de la obra del escultor Xosé Ferreiro. 

No obstante, en el patrimonio religioso reclama protagonismo la iglesia barroca de San Xoán de Roo, la de más empaque de la comarca con ese estilo. Y es que no hay otra de aquella época con dos torres. El esbelto frontón central con enorme ventanal realza su majestuosidad. De San Tirso de Cando destaca la trabajada balaustrada rematada en cruces que rodea el templo, mientras que en San Xoán de Sabardes llama la atención elevada torre del siglo XVII con vanos en la cúpula. Imprescindible es echar un vistazo al altar en su interior.

Al arquitecto Antonio Palacios, cuyo prestigio procede de sus proyectos en Madrid, se atribuye el Pazo do Tambre, en la parroquia de Cando. Del grandioso cuerpo de la vivienda sobresalen la escalinata, el balcón apoyado en columnas y los dos torreones en los extremos. La firma de Palacios está asimismo presente en la central eléctrica del Tambre. El accidentado relieve de Outes culmina en los 531 metros del Tremuzo: a la impresionante panorámica se suman los petroglifos –círculos grabados en un conjunto de rocas– de Fontemoreira, visibles subiendo al monte desde Freixo.

A los siglos V y VI se remontan los gliptoglifos –150 cruces que cubren 25 metros cuadrados de pedregal y evidencian la difusión del cristianismo por la zona– que aparecen en las proximidades de A Carballa. El litoral municipal esconde playas tranquilas por la dificultad para acceder, como las de Arnela (en la parroquia de Freixo) o Vitareira (a continuación del arenal de Broña, en dirección a O Requeixo).

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