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Palenzuela

Bosque pétreo de palmeras

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La entrada a la villa, que es Conjunto Histórico-Artístico, se hace cruzando un hermoso puente sobre el río Arlanza que da nombre a la Denominación de Origen de los vinos de la zona. Junto al río, antes del puente, está la ermita de Nuestra Señora de Allende el Río, donde se celebra la mayor romería de Palenzuela.

Ya en lo alto del pueblo se encuentra su principal monumento, la iglesia de San Juan (siglos XIV-XV), un ejemplo de gótico monumental cuyo interior sobrecoge por la grandiosidad arquitectónica. Desde la escalera que sube al coro se admira la imagen del bosque pétreo de palmeras que forman los nervios de las bóvedas. Las capillas guardan obras sacras de gran valor, con dos magníficos retablos: el de Santa Eulalia, que está tallado en roble sin policromar y es obra de Hernando de Nestosa, y el mayor retablo políptico de España, situado en la conocida como capilla de las marquesas, con bellos colores y escenas marianas. Hay que admirar tanto la parte interior como el exterior de las tablas o guardas.

Al lado de la iglesia hay un obrador que elabora rosquillas de baño, de palo y las ciegas, magdalenas y muchos tipos de panes, incluido uno especial de cebolla que se prepara para la fiesta de la cebolla que se celebra cada año en octubre. La casa que ocupa la panadería era el antiguo hospital de peregrinos, el de Santiago, y siguiendo la calle hasta el final del pueblo se encuentran los restos de la muralla y del castillo.

Desde allí hay un paseo hasta el mirador del palacio para ver la unión los ríos Arlanza y Arlanzón y divisar la laguna en la que se celebran los campeonatos de pesca deportiva. Al otro lado del pueblo hay otro mirador, el de las Vistillas, y muy cerca se alzan las hermosas ruinas de Santa Eulalia (siglos XIII y XIV). Lo que queda de la vieja iglesia gótica sirve ahora de escenario de conciertos en verano, obras de teatro y telón de fondo de fotografías de recién casados.

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