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Riba-roja d'Ebre

El río que todo lo explica

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Cuando el Ebro entra en territorio catalán, Riba-roja d’Ebre le da la bienvenida. Esta población es agua y vive del río. Riba-roja, cuyo nombre hace referencia al color de su entorno, arcilloso y rojizo, vive ancorada a 40 metros sobre el nivel del agua, en un meandro, donde antaño los caballeros templarios construyeron el castillo que dio origen a la población. Ésta fue creciendo desordenadamente por el cerro hasta la margen del río con sus murallas, de las que se conservan antiguas puertas como las que hay en la Plaza del Portal y en la calle de la Palla. En el centro destaca la Iglesia de Sant Bartomeu, del siglo XVIII, y algunas casas señoriales.

Sin embargo, para conocer bien Riba-roja hay que acercarse al río y recorrer el Camí de Sirga, que transcurre por el margen izquierdo hasta casi llegar al mar. Así se puede entender la riqueza que el Ebro ha proporcionado desde siempre a los pueblos ribereños. Otro elemento a tener en cuenta, y también vinculado con el agua, es el cercano Embalse de Riba-roja (1969), hoy considerado uno de los mejores destinos para la pesca deportiva.

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