{{title}}
{{buttonText}}
1 /

Teruel

Claro que existe

Compartir

Ya es muy famosa la afirmación de que “Teruel existe”. No hace falta que lo proclamen sus convecinos; basta con llegar a este municipio para comprobar su grandiosidad en todos los sentidos. El tiempo ha sido generoso con la ciudad, a la que ha legado una grandiosa catedral, la de Santa María de Mediavilla. Aquí abundan las reliquias monumentales. Las torres mudéjares que exhibe muestran la pujanza de un estilo que ha hecho a la ciudad merecedora de convertirse Patrimonio de la Humanidad. La A de Amor es una letra que ha marcado a la ciudad, conocida en todo el mundo por el desdicado amor entre Isabel y Diego, juntos para siempre en el Mausoleo de los Amantes de Teruel.
Bulle la vida de la ciudad en su arteria principal, que parte de Ronda, atraviesa las plazas del Torico y de la Catedral y se extiende hasta la zona de los Viaductos. Hay comercios, oficinas, servicios de hostelería y arte en sus edificios del centro. La Torre de El Salvador, la Escalinata, la Torre de San Martín o el edificio de Correos son algunos ejemplos. Parte de la muralla rodea todavía la ciudad y aún se conservan las puertas de la Andaquilla o la Traición.
La ciudad cuenta con tradición alfarera desde el siglo XIII; en torno a la arcilla extraída de las canteras próximas florecieron artesanos e la teja, y el ladrillo. La cerámica turolense se hizo entonces con nombre propio en la fabricanción de platos, ollas, tinajas y vajillas con profusión decorativa de cenefas, fuguras geométricas o representaciones de animales fantásticos.
Cerdo y cordero son las carnes más preciadas en la gastronomía de Teruel; el producto estrella, el jamón. También incorpora platos de caza elaborados a base de perdices, codorniz o conejo. Y merecen ser saboreados los 'regañaos', una masa de pan, jamón o sardina con pimiento rojo, cocida al horno y que se compra en las panaderías de la ciudad.

Contacto