{{title}}
{{buttonText}}
1 /

Velilla del Río Carrión

Verde, blanco y castaño

Compartir

Velilla del Río Carrión es un pueblo en medio de cuevas y de gigantes de piedra cuya silueta parece la de un Nacimiento navideño, sobre todo en invierno cuando las nevadas son abundantes y el esquí un entretenimiento obligado. La mayor parte de sus casas son una mezcla de ruralidad de piedra vista y de industrialización que recuerda su gran tradición de mineros del carbón. Por cada puerta asoma uno de los “paisanicos” -así se llaman entre ellos- para quedar y tomar algo en alguno de sus tradicionales bares. Los citados “paisanicos” tienen su punto de encuentro en la castaña Plaza Mayor, llena de un ambiente encantador, curtido en los rigores de un clima frío en invierno y suave en verano. Allí se dan cita igualmente tres de los grandes monumentos de Velilla del río Carrión: el palacio barroco Casa del tío Mateón, la gótica iglesia parroquial de El Salvador y el delicioso nogal de más de 100 años de antigüedad que gobierna el espacio. Y cuando quieren recordar un pasado más remoto acuden a las Fuentes Tamáricas o, como allí se llaman, “La Reana” o pueden visitar el misticismo de su románica ermita de San Juan de las Fuentes Divinas.

El río Carrión es otro de los grandes protagonistas del pueblo ya que lo atraviesa con su fuerte caudal de aguas azul metálico. Por él se ve nadar a las tan comunes truchas locales. De vez en cuando, dan algún salto inesperado hacia el anaranjado puente Colgante o hacia el más histórico puente Romano hecho de piedra y recuerdos de cuando se quedó solo en un arco. Todo esto es una tentación irresistible para los amantes de la pesca o del estudio de estos animales en el Centro de interpretación de la Trucha. Aunque si se prefiere atravesar este importante río de otra forma más aventurera, se puede acudir al emocionante descenso internacional del río Carrión en regata y disfrutar en sus fechas de las fiestas de Nuestra Señora de Areños, de interés turístico nacional.