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Un legado medieval de primer orden
A orillas del río Ribota, al pie de la Sierra de la Virgen, se ubica la localidad zaragozana de Villarroya de la Sierra. En su casco urbano de trazado musulmán, repleto de callejas estrechas y quebradas, se suceden multitud de edificios civiles y religiosos de enorme valor patrimonial. Al pasear por sus calles nos toparemos con la imponente Iglesia de San Pedro Apóstol (siglos XV-XVII), en la que confluyen el gótico, el mudéjar y el barroco. Durante el recorrido veremos varios palacetes y casonas señoriales de estilo aragonés, algunas tan espectaculares como la Casa Grande (siglo XVIII). Del antiguo recinto amurallado que rodeaba la población se conservan dos antiguas puertas de entrada, la Baja y la Sumo Aldea, una en cada extremo del pueblo.
De época medieval son también los dos torreones defensivos del Rey y de la Reina, así como una pintoresca fuente de piedra. Junto a ella se alza la ermita románica de la Santísima Trinidad (siglo XIII). Ya en las afueras, en un alto a 1.418 metros de altura y a 14 kilómetros de la población, se ubica el Santuario de Nuestra Señora de la Sierra (siglo XVI). Desde aquí la panorámica es maravillosa, ya que podemos contemplar las cimas de los Pirineos y el Moncayo. Más cerca del núcleo urbano, al borde de un barranco próximo al río, se encuentran los restos de un yacimiento arqueológico de la época romana. Existen numerosas rutas que se adentran por el término municipal, idóneas para recorrer a pie o en bicicleta de montaña. Villarroya de la Sierra cuenta con bodegas donde se elaboran excelentes vinos con Denominación de Origen Calatayud.