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Caserío de Icor

Arico, Santa Cruz de Tenerife

El poyete junto a la puerta de una de las casas ha escuchado muchas conversaciones entre los vecinos, pero ahora las tardes pasan como el viento y de aquellas conversaciones sólo queda el recuerdo. El Caserío de Icor, Bien de Interés Cultural, se está quedando despoblado, abandonado y, sin casi nadie viviendo ya allí, las casas se deterioran. Son un claro ejemplo de la arquitectura de la isla, dispuestas de tal forma que quedan protegidas del viento y las tormentas, mientras buscan el sol de la mañana o el del mediodía. Los materiales son los típicos de la zona, muros de piedra, algunos de ellos encalados, tejas árabes y detalles en su construcción muy estudiados para evitar que se cuele la arena en el interior. Algunas casas tienen dos pisos, pero el de arriba, usado para labores agrícolas, suele ser de poca altura. Pasear por aquí es ya casi como visitar un pueblo fantasma, en el que sólo podemos imaginar la vida y las conversaciones que aquí tuvieron lugar.

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