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El Palacio Episcopal

Tortosa, Tarragona

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Saliendo de la catedral por la puerta del Palau, a pocos metros, una escalinata sorprende. Peldaños anchos y descansados; altura adecuada para pies de todos los volúmenes. Peldaños de trazo curvo en la forma que van ascendiendo; descansados con suavidad en las losas del gran patio y remontando escala arriba. A un lado, la pared de la construcción que la contiene. Al otro, un suave muro con la altura exacta para el reposo, guía la huella de la mano posada en el ascenso. La escalera nos conoce. Sabe el lenguaje de todas las pisadas y nos propone un encuentro de pasos y piedras. ¿A dónde nos lleva? Pareciera que al cielo, por la calma, la pulcritud o la serenidad de la subida. En un momento, la escalera se hizo una con los pies que la recorren. Cerrando los ojos, se trasciende todo corporeidad: la de la carne y la de la roca ¿Estaremos en el cielo? Al abrirlos, el presente toma cuerpo.
Subimos los peldaños, un pequeño recodo en la remontada y estamos ante una galería hermosa de arcos ojivales sobre delgadas columnas, que lucen preciosos capiteles con decoración vegetal. En este mismo piso encontramos la capilla del Palacio Episcopal. Aquí estamos, en esta magnífica construcción del s. XIV, referencia destacada del arte gótico en Cataluña. Sede del obispado durante siglos, en la actualidad guarda el Archivo Histórico Diocesano y se utiliza ocasionalmente para recepciones del prelado.
Es hermoso el claustro del patio interior, recorrido por una galería de arcos en la planta baja. En el centro, una fuente sencilla levanta con suavidad los sonidos de varios chorros de agua. Quietud en el claustro del palacio Episcopal. Y en todo el recinto.

Localización

Carrer de la Creuera, s/n.43500 Tortosa