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Ermita de la Virgen del Soto

Caparroso, Navarra

Para llegar hasta aquí hay que cruzar el río Aragón, que riega las tierras de Caparroso. En su orilla sorprende un cuidado parque, con los árboles de la ribera a un lado y los arcos de ladrillo al otro, guardando la ermita de la Virgen del Soto. Sus muros, claros, brillan con la luz del sol, conformando una bella escena bucólica, y su elegante frontón lidera el resto del edificio, al que se fueron añadiendo más cuerpos. Dentro, las pinturas del s. XVIII lo inundan todo y resultan sobrecogedoras por la densidad de motivos y por la intensidad de sus dorados. Toda una joya inesperada.

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