Iglesia de San Jorge

Alcalá de los Gazules, Cádiz

Qué ver

¡Cómo si necesitara ser más alta! La torre, y toda la iglesia de San Jorge, claro, encaramadas a su propia grada, se elevan por encima de los edificios de la plaza y obligan a subir unos cuantos escalones para acceder a cualquiera de sus dos puertas. Si lo que buscaba era destacar, lo ha conseguido. De sobra. Aunque tampoco le hacía falta. Su ubicación en la parte superior del pueblo, su monumentalidad y su torre de ladrillos, el punto más elevado del pueblo, ya hubiesen servido como reclamo ineludible. Aún más si alguno de los simpáticos vecinos nos ha contado antes que se dice que el tempo se ubicó sobre la antigua mezquita del cercano castillo o que en su interior se guarda la primera imagen esculpida por Martínez Montañés.

Sea cual sea la razón que nos ha llevado hasta ella, la visita no defrauda nunca. Situémonos en un rincón de la plaza que permita contemplar el ángulo que forma el campanario y que, al mismo tiempo, nos deje ver las dos portadas que junto a la torre ponen color al conjunto. Un tiempo prudencial para admirar la fachada y elevar la mirada buscando el punto más alto de un pico de pirámide que parece querer perderse entre nubes y llega la hora de acercarse hasta el templo. El único problema estará en decidir cuál de las dos bellas puertas queremos ver primero. La principal nos regalará detalles del estilo gótico que tenía la iglesia en sus inicios. La otra, curvas y adornos barrocos. San Jorge y San Bautista, enfrentados por captar nuestra tención.

Si el exterior ha sido una fiesta, el interior es un espectáculo de fuegos artificiales. Un ramillete de capillas, cada una más deslumbrante que la anterior, se reparte en tres naves que conducen a un altar mayor, dorado y grandioso, en el que San Jorge acaba, una vez más, con el dragón. Imágenes de diferentes épocas y estilos repartidas por la iglesia nos harán perder la noción del tiempo y un vistazo al coro de madera tallada podría hacernos sentir la llamada vocacional, sólo para poder seguir contemplándolo día tras día.