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El acceso a la ciudad por el margen izquierdo del Duero estaba protegido por la orden militar de los caballeros hospitalarios de la Orden de San Juan, al sur se encontraba el Monasterio de San Polo, que llegó a sus manos durante el siglo XV tras la supresión de la Orden del Temple. Las leyendas atribuyen la construcción de esta iglesia románica a los templarios, no existe confirmación oficial de ello por la falta de documentación sobre el origen del monasterio. 

Monasterio sin culto desde el siglo XVIII, desde entonces es una vivienda particular. Las paredes de lo que fue la ermita del conjunto religioso están cubiertas de vegetación, donde la vida se abrió camino a través de las rocas, buscando la luz de los campos de castilla. El romanticismo impregna el lugar, dotando al monasterio de riqueza literaria e generando inspiración a los escritores que se 'atreven' a acercarse.

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