Palacete Suárez de la Concha

Lozoya, Madrid

Qué ver

Ocupa toda una manzana y da a tres calles y una plaza, concretamente a la Plaza Mayor, lo que ya nos da una pista de la importancia de este edificio en la historia del pueblo. Por sus hechuras, con esa tapia inmensa que recorre la mayor parte del recinto, nos vendrán a la mente decenas de conventos vistos con anterioridad. Lo fue, a finales del s. XVIII, cuando el marqués de Lozoya lo cedió a la orden de las concepcionistas franciscanas, aunque su destino religioso duró poco, pues con la desamortización pasó a ser un edificio privado, uso que aún mantiene.
Si pudiéramos visitarlo, contemplaríamos el espacio donde estuvo la huerta del convento y podríamos descubrir qué se esconde tras las puertas del edifico clásico, con forma de frontón en su parte superior, que se puede ver en el exterior. Para contentarnos, lo mejor es acercarnos hasta las dos antiguas puertas de entrada que se encuentran en calles paralelas. En una veremos la portada original del s. XVI, con tres bloques de piedra, formando una especie de cuadrado sin cerrar y decorado con el escudo de armas de la familia Suárez de la Concha, señores de la localidad por ese entonces. En la otra puerta, del s. XVIII, formada por un arco de medio punto realizado en grandes sillares, volveremos a ver otro blasón de la familia. Si nos fijamos bien, veremos que tiene una corona en la parte superior indicando que ya eran los marqueses del municipio.