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La Exposición Universal de 1998 marcó la construcción de uno de los acuarios más espectaculares del mundo, que poco a poco se ha convertido en el principal atractivo cultural de todo Portugal. Esta joya de la ingeniería, bastante alejada del centro de la ciudad,  está situada en un edificio construido en una laguna artificial sobre el río Tajo.

Si el exterior es sorprendente, lo que espera al visitante puertas adentro es todo un espectáculo: un inmenso tanque central visible en varias plantas, desde el que acceder a las cuatro alas en que se divide el Oceanario. Además de los tiburones y las manta rayas, los más buscados por niños y mayores, el protagonismo recae en el gigantesco Pez Luna (o Mola Mola), todo un reclamo por su cuerpo aplastado y la elegancia de sus movimientos.

Además de seguir la visita completa y de enterarse de cómo funciona el sistema de filtrado del agua, lo más recomendable es, si no hay demasiada gente, sentarse en el suelo frente a las grandes cristaleras del tanque central y sumergirse en ese mundo ingrávido y densamente poblado del fondo marino. Las horas caerán casi sin darte cuenta. Y sí, por allí también andan unas cuantas Dorys (pez cirujano regal) y Nemos (pez payaso), una ocasión propicia para que los críos aprendan lo mucho que está en juego si no empezamos a ser responsables y cuidar de nuestro entorno. En eso también han pensado los lisboetas, con una sala al final de la visita llena de juegos interactivos y propuestas lúdicas para concienciar sobre la importancia del reciclaje. Todavía se puede disfrutar de la exposición temporal Florestas Submersas, una joya del paisajismo subacuático a cargo del artista japonés Takashi Amano y con música de Rodrigo Leäo. 

Contacto

Localización

Parque das Naçoes. Esplanada Dom Carlos s/n. Lisboa