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Playa de Meñakoz

Sopela, Bizkaia/Vizcaya

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En Meñakoz no hacen falta filtros de Instagram para que una foto del amanecer en su playa consiga likes en un tiempo récord. Quizá alguno pensará que en amaneceres está ya todo visto, pero lo de la playa de Meñakoz es otro nivel. Ella es una playa salvaje, incluso prescinde de la arena porque no la necesita. Alguna vez debió de pensar que las piedras le daban un aspecto más roquero y despreocupado, mientras se olvidaba de las comodidades que tienen sus otras hermanas urbanas gracias a los finos arenales. Al igual pasa con el mar que rebota en su orilla, que también tiene fama de inconformista con olas conocidas a nivel mundial capaces de llegar a alcanzar hasta los seis metros ‘surfeables’; eso sí, aptas solo para expertos. Pese a lo que pueda parecer, esta ventosa playa ofrece un oasis de tranquilidad. Aquellos que quieran desconectar de la ciudad encontrarán en Meñakoz un lugar de peregrinación debido a su ocupación media y a lo retirada que se encuentra del centro urbano. Sin embargo, las tardes la sitúan como lugar de encuentro entre amantes de la naturaleza. Cuando el sol se descuelga del raso vizcaíno, el que más y el que menos tiene que fotografiar el cielo y el mar que se han descompuesto juntos en un montón de colores.  Otros, en cambio, eligen las mañanas para deleitarse en los paseos que suponen sus escarpados acantilados cubiertos de vegetación o abandonan la ropa para hacer nudismo en la playa, algo que Meñakoz promueve entre su habitual naturaleza salvaje.