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Árboles singulares de Gata de Gorgos

Gata de Gorgos, Alacant/Alicante

Han sentido el transcurso del tiempo con una parsimonia que sólo el silencio entiende. No es preciso hablar para contar cuánto se siente su latido vivo; está ahí y tienen miles de años. Dicen que fueron plantados en la época del esplendor islámico en la zona. Aquel mundo árabe que disfrutaba del aceite de oliva y pobló sus tierras de olivos para que no faltase. El tronco de La Olivareta del Moro mide más de diez metros y casi seis de altura. Imposible abarcarlo o alcanzarlo. Está en la partida de Alcolaes, pero no está solo; yendo hacia la zona de los Cauvells, otros olivos imponentes y en perfecto estado de conservación, siguen respetando los ciclos de la naturaleza y ofreciendo sus frutos otoñales para alimento de los pájaros o recogida aceitera.

Un hogar cabe en el tronco hueco de L’Olivera milenaria de les Valls; es el más antiguo, a juzgar por sus medidas de 15 y 7 metros de perímetro y longitud, respectivamente. Ha sido injertado en numerosas ocasiones y da aceitunas de tres tipos diferentes. En la única era que se conserva para aventar el trigo de toda la zona de Gata y junto a una vieja construcción donde se guardaban los cañizos para secar la uva, nos encontramos con el Algarrobo de la Era de Cereza, otro árbol extraordinariamente longevo que sigue latiendo. El tiempo le ha dibujado unas arrugas hermosísimas que seguirán surgiendo cuando nosotros no seamos ni recuerdos en la mente de otros. Así de leve es la existencia humana.

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