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Alhama de Murcia

Baños romanos entre espacios protegidos

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Alhama de Murcia nace a los pies de un rocoso cerro gobernado por un castillo islámico visible desde cualquier punto del valle. Desde sus tres cuerpos ofrece, los días que el sol sale y calienta, una preciosa senda de tres kilómetros que permite disfrutar de grandes vistas de la Sierra Espuña y del pueblo y su Ayuntamiento, reconocible por el color rojizo de su fachada y situado muy cerca de otro emblemático monumento, la Casa Tercia.

El castillo nutre la belleza de Alhama junto a otros recintos como los Baños Romanos, que aún se mantienen casi intactos, y como la Plaza Vieja, del siglo XIX, que aporta un vibrante colorido a la ciudad gracias a los llamativos tonos de sus casas. Mientras el castillo islámico representa valores de fortaleza y rocosidad, la bella Iglesia de San Lázaro aporta toques de refinamiento arquitectónico barroco y neoclásico. El pueblo, a caballo entre la sierra y el asfalto, alberga en su interior preciosas zonas verdes que debemos visitar, como el Parque de la Cubana o el Jardín de los Patos.

Sin embargo, son los espacios protegidos del entorno de Alhama los que ponen aún más en valor esta bella ciudad, al asomarse a la Sierra de la Muela, al Parque Sierra Carrascoy o a los desérticos barrancos de Gebas. Un municipio para todos los gustos que no dejará indiferente a nadie, sobre todo en su Fiesta de los Mayos, a la que que miles de turistas acuden cada año para homenajear a la fertilidad de la tierra. Si vamos en Semana Santa, tendremos un regalo adicional, pues la espiritualidad murciana recorre las calles de la villa nada menos que con diez desfiles procesionales.