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Ardales

El origen de la vida, narrado en una cueva

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En el perfil de Ardales sobresalen claramente las ruinas de su antigua fortaleza, del siglo IX. Se ubica en la zona más alta de un peñón a cuya ladera se agarra esta localidad malagueña, que se desparrama sobre sus faldas con pequeñas casas de cal blanca y también con plazas y plazuelas donde sus habitantes conviven y marcan el pulso del día a día. Las viviendas se encuentran salpicadas de construcciones religiosas. La más importante es la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, de finales del siglo XV, erigida sobre una mezquita y renovada en el XVIII, de ahí su portada barroca. Del mismo siglo es el Convento de los Capuchinos y la Ermita de la Encarnación, ambas en la zona baja del pueblo. En el patrimonio local también destaca la conservación del puente romano de la Molina, del siglo I.

A las afueras, la llamada Cueva de Ardales guarda huellas del ser humano desde hace miles de años. En sus galerías, de más de kilómetro y medio de longitud, se han encontrado un millar de grabados y pinturas rupestres, algunas con hasta 37.000 años de antigüedad. Se abrió al público a comienzos del siglo XIX, siendo la primera gruta en explotarse turísticamente. En el entorno también destacan el yacimiento de Las Aguilillas, de hace unos cinco mil años, y la vieja ciudad de Bobastro, sede del ejército del rebelde Omar Ibn Hafsún y donde aún se conserva una iglesia mozárabe rupestre.

El río Turón riega las fértiles tierras que rodean Ardales, que dispone de un entorno natural especialmente rico. De hecho, en su término municipal se encuentra el Desfiladero de los Gaitanes, donde se ubica el conocido como Caminito del Rey, una pasarela artificial que cuenta con tramos de más de cien metros de altura. A su alrededor, numerosas rutas senderistas permiten descubrir los preciosos rincones de este paraje natural.

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