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Arenas

A los pies de la fortaleza de Bentomiz

El imposible urbanismo de Arenas invita al paseo. Cuestas, escaleras, adarves, arcadas, recovecos y barandillas componen una caminata especial por este pueblo malagueño. Caminar es una actividad esencial para comprender la esencia de la vida rural malagueña, con sus gentes tranquilas y ritmos pausados. Incluido en la denominada Ruta Mudéjar de la Axarquía, el mayor edificio de este pequeño pueblo es la Iglesia de Santa Catalina Mártir. Fue construida en el siglo XVI sobre una mezquita de la que aún permanece su alminar. A su alrededor se extienden minúsculas callejuelas donde el día a día transcurre con calma. Arenas vive sin las prisas de la ciudad, pero con el enorme esfuerzo que supone la agricultura, sector en el que el olivar tiene un gran peso desde hace siglos. Sirva de ejemplo el viejo molino de aceite situado a la entrada del municipio.

Su casco histórico está coronado por los restos del Castillo de Bentomiz. De origen íbero, fue modificado por fenicios, griegos y romanos, sirviendo finalmente de fortaleza árabe hasta finales del siglo XV. Hasta allí se puede ascender mediante dos preciosos senderos que, más adelante, permiten hacer cumbre en La Maroma, el pico más alto de la provincia de Málaga. A las afueras, en la pedanía de Daimalos, se encuentra una fuente del siglo XII.

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