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Arenys de Mar

Siempre hacia el Mediterráneo

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La carretera que transporta al viajero desde el interior hacia Arenys de Mar circula en paralelo a su riera: personas y agua corren hacia el Mediterráneo, que baña su importante puerto y sus cuatro playas: Cavaió, Picòrdia, Roques d´en Lluc y Musclera. En el trayecto, la arquitectura neoclásica y modernista que puebla el municipio sale al encuentro del visitante: el Edificio Xifré y sus jardines, el Centro Cultural Calisay y el Mercado Municipal. El recorrido, jalonado de casas, lleva hasta el auténtico cogollo de la localidad, de cuando era Santa María de Arenys, una parroquia de Arenys de Munt. En el centro, se encuentran dos ejemplos de cómo la iniciativa particular y privada ha sido fundamental en este municipio: el Museo Marès de la Punta, dedicado al encaje de bolillos típico de la zona, y el Museo Mollfulleda de Mineralogía. Y al lado, en la Iglesia de Santa María, donde –año tras año– Arenys da gracias a Sant Roc por librarle de la peste, se puede admirar uno de los retablos barrocos más importantes y mejor conservados de Cataluña, última parada antes de abrirse paso, entre rotondas, hasta la orilla. El edificio Mont Calvari puede hacer las veces de mirador sobre el mar y el puerto, pero la verdadera guinda la pone el lugar que inspiró y fascinó al poeta local Salvador Espriu y que él bautizó como Cementerio de Sinera. Típicamente marinero, está situado en lo alto del Cerro de la Piedad, acompañado de esculturas modernistas que no le quitan los ojos a la inmensidad azul. 

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