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Atajate

Monumento a la tradición del mosto casero

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El pueblo más pequeño de Málaga regala una de las estampas más enraizadas en la historia de la provincia. Apenas un centenar de habitantes mantienen vivas tradiciones artesanales como la preparación de mosto casero gracias a unos cuantos viñedos que aún sobreviven en el municipio. Mosaicos, herramientas de labor y textos en diferentes puntos de la localidad conforman un museo al aire libre que permite conocer las fases de elaboración de este producto. Seguirlas es una bonita forma de descubrir la sucesión de calles empedradas, limpias y blancas que forman Atajate. El pueblo tiene casas que aún mantienen su fachada dieciochesca y construcciones populares como el lavadero público. La Plaza de la Constitución, donde destaca una vieja cruz de piedra caliza, es el epicentro social de la localidad. Y muy cerca se erige la Iglesia de San José, del siglo XVIII y restaurada en el XIX.

Su ubicación entre los valles del Guadiaro y del Genal hace que una de las mayores riquezas del municipio sea su entorno natural. Su geografía está marcada por tajos, barrancos y otras formaciones calizas, como el denominado popularmente ‘Torcal de Atajate’. Un buen abanico de rutas senderistas y áreas recreativas ayuda a disfrutar de los parajes de la zona de gran valor ecológico. 

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