Compartir

{{title}}
{{buttonText}}
1 /

Bonares

Temperamento andaluz

Las casas encaladas y las tejas color ocre, tostándose al sol, son el rasgo dominante de la belleza andaluza de Bonares. Una blancura que respetan la ermita de San Sebastián y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, aún permitiéndose la coquetería de sus vidrieras y sus apliques cerámicos. El temperamento racial de la villa viene marcado por la fortaleza que exhiben sus quintos, al portear a Santa María Salomé elevándola a pulso, con todo su ímpetu juvenil, o por el talento que puede leerse en las bellas Cruces de Mayo, que compiten en belleza cuando escenifican las tradicionales reverencias en representación de las caídas de Cristo, a la llegada de la primavera. Los latidos del corazón de la localidad pasan, obligatoriamente, por el Parque de Plaza de España, con sus palmeras y por el original Ayuntamiento y su fusión de modernidad y tradición, expuesta a todas las miradas en la plaza de la Constitución. El Arboreto del Villar es la espectacular peineta que remata el conjunto, con sus cinco hectáreas ininterrumpidas de eucaliptos, que expanden su olor a menta hasta conseguir que se funda en un entrañable abrazo con el aroma a caldereta recién estofada que emana de las ventanas abiertas.

Información de contacto