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El lago de San Mauricio no son los Alpes, pero ojo con este paisaje del Parque Nacional de Aiguas Tortas.

Viaje por el mundo sin salir de España

Todo el planeta dentro de un país

Actualizado: 19/04/2020

No hace falta recorrer miles de kilómetros para hacer realidad nuestros sueños viajeros. Esos paraísos idílicos con los que fantaseas están más cerca de lo que te imaginas. Aquí te ofrecemos un viaje por los rincones más espectaculares del planeta (y parte del universo) sin necesidad de llevar pasaporte.

1. Una playa de los mares del Sur

Arenales blancos bajo cocoteros y un mar azul. Imaginamos la mejor playa del mundo en los mares del Sur. La Polinesia es el primer destino que asalta nuestra imaginación. También las Seychelles, isla Mauricio y el mar Caribe. No hay que irse tan lejos, pues el litoral español tiene su particular visión de tan paradisiacas arenas. Por su lejanía de lugares urbanizados, por la hermosura de su escenario y la tranquilidad que en ella se respira, la playa de Rodas, la principal de las Islas Cíes, ha sido considerada una de las diez mejores playas del mundo.

Hay playas en las Islas Cíes que te transportan al Caribe en un instante. Foto: Hugo Palotto
Hay playas en las Islas Cíes que te transportan al Caribe en un instante. Foto: Hugo Palotto

Epicentro del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, aquí en vez de cocoteros son pinos los que sombrean la orilla y en lugar de Tahití, Papette o Bora Bora, las referencias se llaman Oms, Sálvora, Cortegada y las propias Cíes. Y aunque la temperatura del agua no sea la misma, en verano se agradece su frescor. Después del chapuzón, en vez de poisson cru macerado en jugo de lima, pez papagayo o zumo de fruta y ron, el paladar disfruta con sus exquisitos mejillones, percebes, centollas y un ribeiro bien fresquito.

2. Niágara monacal

El Monasterio de Piedra es el conjunto de saltos de agua más escénico de la península Ibérica. Situado en el entorno del río Piedra, al sur de la provincia de Zaragoza, fueron los monjes quienes antes descubrieron los encantos de su remoto aislamiento. El primer cenobio fue construido en 1194 por cistercienses llegados del catalán Poblet.

Las cataratas del Monasterio de Piedra también impresionan aunque no sean las del Niágara. Foto: Ferrán Mallol
Las cataratas del Monasterio de Piedra también impresionan aunque no sean las del Niágara. Foto: Ferrán Mallol

El monasterio aglutina diferentes elementos como el claustro, la sala capitular y la iglesia, aunque más llamativo resulta el entorno fluvial que lo rodea. Declarado Paraje Pintoresco y Monumento Nacional, fue creado por el multifacético aragonés Juan Federico Muntadas en 1844. De estructura ajardinada destacan su conjunto de cataratas, cascadas de agua y chorreras que lo han convertido enuno de los parajes fluviales más hermosos de Europa. Entre todas destacan la Cola de Caballo, de más de 50 metros de caída, la Trinidad, la Caprichosa, la Sombría y la Iris. Varios senderos recorren este entorno, con alguno especialmente preparado para invidentes. Para la recuperación, varios establecimientos ofrecen baños termales y spas.

3. Marte en Andalucía

Por si quedaba alguna duda, el proyecto Moonwalk (auspiciado por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, INTA y en el que participan siete países europeos) nos la ha aclarado. En un rincón perdido de Huelva, entre campos de jarales y barrancos cubiertos de jaguarzos, brezos y lentiscos, se localiza Marte. Como suena. Es el río Tinto.

Debe este cauce su nombre al color rojizo de las aguas. Río encendido por la disolución en su corriente de sulfuros y metales pesados procedentes de las extracciones mineras, de pirita mayormente y también cobre y manganeso, que ya obtenían los pueblos íberos hace la friolera de 5.000 años. Tiempo después, los romanos inauguraron el que sería mayor yacimiento minero a cielo abierto de Europa.

Las rojizas aguas del Río Tinto son muy llamativas
No es Marte, es el Río Tinto en Huelva. Foto: Shutterstock

Este río, que alcanza 100 kilómetros por la provincia onubense, tiene un componente muy ácido en sus aguas y con alto contenido de manganeso, cadmio, hierro y cobre, que le otorgan características extremas similares al ambiente marciano. Por eso lo escogió la NASA para sus investigaciones. La Junta de Andalucía ha declarado sus tramos alto y medio Paisaje Protegido del Río Tinto, organizando varias empresas de la comarca actividades como paseos y excursiones por su entorno.

4. La Habana con más salero

La Habana es Cádiz con más negritos; Cádiz, La Habana con más salero. No queremos hurtar al inolvidable Carlos Cano, cantor de la Habanera de Cádiz, ni al periodista y escritor Antonio Burgos, autor de su letra, el descubrimiento de la similitud entre estas dos urbes hermanas. La canción, el paralelismo que describe, ha encandilado a voces de la categoría de María Dolores Pradera, Nati Mistral, Pasión Vega o Chano Lobato entre otras. No es ninguna broma.

Cádiz tiene una zona que recuerda al malecón del La Habana. Foto: Shutterstock
No es La Habana, es Cádiz. Foto: Shutterstock

Dos caseríos, blancos, viejos y con sabor español, andaluz y mediterráneo, arrimados a las aguas del mar. Simetría perfecta, como copias en papel cebolla, los lugares se repiten a uno y otro lado del Atlántico. Si allí está el Morro habanero, aquí se alza el faro de La Caleta. Si a este lado tenemos el castillo de Santa Catalina, su reflejo es el Fuerte del Morro. Calor caribeño y sol andaluz a partes iguales.

Y sus gentes abiertas, sencillas y guasonas. Unos pasean por el Malecón, otros lo hacen por el Campo del Sur. Aquellos pescan, sentados en ruedas de coche desechadas y mil veces parcheadas, clarias y otros pescados destinados a los paladares, los de aquí se afanan en agarrar erizos de mar que luego venden en cualquier esquina de La Tacita de Plata. Si La Habana tiene 'La Bodeguita del Medio', Cádiz ostenta la prodigiosa 'Casa Manteca', poseedora de una de las más singulares ofertas de tapas de España entera. Lo dicho, Cádiz es La Habana con más salero.

5. Gemela de Madeira

La Macaronesia es esa región insular que ocupa el Atlántico Norte e incluye los archipiélagos de Cabo Verde, Canarias, Azores y Madeira. Es fácil encontrar similitudes en sus islas, tanto por su origen volcánico, por su singular naturaleza y por los usos que el hombre da a su territorio. Y en este sentido, las más parecidas entre todas son la portuguesa Madeira y la canaria La Palma.

Caldera de Taburiente
No es la isla de Madeira, es La Palma. Foto: Shutterstock

Exotismos tropicales de sus respectivas metrópolis, son tan parecidas sus características que con citar el de una se habla de las de la otra. Desde las encintadas playas sin apenas espacio antes de sumergirse al Atlántico, hasta sus cumbres venteadas y tantas veces rodeadas de nubes, sin olvidar sus bosques primigenios, mensajeros del lejano Terciario.

Tanto la portuguesa como la denominada Isla Bonita son internacionalmente consideradas paraísos de los deportes y actividades de naturaleza. Ligados al agua, como la vela, el piragüismo o el buceo, sin olvidar las excursiones marinas y la observación de fauna marina y los que se desarrollan en tierra firme, como rutas en bicicleta y senderismo. Este último tiene en las dos islas son auténticas referencias mundiales. Edén para el trekking, La Palma tiene una red insular desenderos de unos 1.000 kilómetros de longitud, con desniveles de varios miles de metros. Rutas temáticas y senderos de pequeño, mediano y largo recorrido, de toda longitud y dificultades, solo esperan a los caminantes decididos a gozar su naturaleza.

6. Escenario alpino en los Pirineos

Imaginemos los Alpes. Un paisaje de verdes pastos, que poco a poco se torna en carácter de alta montaña, con cumbres de aristas esbeltas, pedreras glaciares, relajantes bosques y un rosario de lagos que se esparce aquí y allá. Podría ser el entorno de la suiza Grindelwald, el trasalpino Monte Paradiso o la francesa Chamonix. Nada de eso, estamos en el corazón del Pirineo Illerdense, en la comarcas de la Alta Ribagorza, Pallars-Jussà, Pallars-Subirà y valle de Arán, donde se alza el magnífico entorno del Lago San Maurici y los Encantats.

Territorio de montaña, algunas de sus cimas sobrepasan los tres mil metros de altura, techo de los Pirineos. Es el caso de los Besiberris y el Comaloformo. Aunque las cumbres más reconocidas son las agujas de Amitges, referencia de la escalada catalana, y las gemelas de los Encantats, que dan nombre al parque.

Entorno del Lago San Maurici.
No son los Alpes, es el magnífico entorno del Lago San Maurici. Foto: Shutterstock

La notable biodiversidad de este territorio facilitó una temprana declaración como espacio protegido, parque nacional en 1955, aunque lo que destaca sobremanera es su paisaje. De origen glaciar, se caracteriza por la presencia de varios cursos de agua de importancia y, sobre todo, numerosos lagos de origen glaciar. Hasta 80 lagos se localizan dentro del espacio protegido: Saboredos, Gerber, Besiberri des Monges, Negre y Colomer son algunos de los más importantes.

Entre las actividades que pueden desarrollarse en el parque destacan la referida escalada, el montañismo y, sobre todas las demás, el senderismo. Numerosas rutas señalizadas y una red de refugios asegura su práctica tranquila y segura.

7. Visita a la Luna sin salir de Navarra

Solitario como el Mar de la Serenidad, solo de vez en cuando el paso de algún avión militar rompe la calma, que como si fuera un cohete espacial, refuerza la imagen de paisaje lunar que tienen las Bárdenas Reales. Situadas en el sureste de Navarra, este enorme espacio desértico supera las 41 hectáreas y, aparte de un polígono de tiro militar, son los pastores y campesinos con sus rebaños los únicos seres vivos que recorren este escenario sediento. También se dejan ver de vez en cuando algunos ciclistas que recorren los caminos y animan un poco el panorama.

La Bárdenas Reales de Navarra parecen de otro planeta
No es la Luna, son las Bárdenas Reales de Navarra. Foto: Shuttestock

El Gobierno Navarro ha declarado las Bárdenas Reales Parque Natural y la Unesco Reserva de la Biosfera, galardones que señalan su alto valor natural. Sus barrancos, escombreras, agujas, mesas y cerros son recurrente plató de anuncios y videoclips musicales. Existen numerosas rutas para recorrer a pie, en bicicleta y a caballo.

8. El Yosemite español

Puede sonar exagerado, pero los cañones de Ordesa y Yosemite tienen grandes parecidos. Es cierto que las piedras californianas son granito, mientras que las del cañón altoaragonés son caliza, pero ambos espacios naturales guardan notables paralelismos. Los valles labrados por el río Arrazas en el Pirineo y por el río Merced en las estribaciones de la Sierra Nevada estadounidense son dos profundos tajos de origen glaciar, abiertos en las laderas de sendas cadenas montañosas importantes. Lo muestra la marcada sección en forma de U de ambos. Hay más similitudes. Ambos están recubiertos por frondosas espesuras de coníferas; sequoias, pinos ponderosa y robles las de Yosemite; pinos, abetos, hayas y tejos las de Ordesa. Crecen en el fondo plano del valle, en cuyos lados surgen los poderosos lienzos de piedra entre los que se despeñan espectaculares cascadas.

Vistas del Cañón de Ordesa.
Vistas del Cañón de Ordesa recuerdan a las rocas de Yosemite. Foto: Javier Martínez Mansilla

No menos similar resulta la historia humana de los dos lugares. Ambos fueron de los primeros espacios naturales protegidos en sus respectivos países. El norteamericano lo fue en 1890, uno de los primeros del mundo. El español en 1918, el primero de nuestro país junto con el de la Montaña de Covadonga y uno de los más tempranos de Europa. Ambos han sido el crisol donde, aparte del conservacionismo, se desarrollaron actividades como la caza, la pesca, el montañismo, la escalada y el excursionismo. Hoy lo siguen siendo.

El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es destino de primer orden en la naturaleza española y uno de los espacios naturales protegidos que acogen mayor número de visitantes. Igual que ocurre en Yosemite. Esto ha hecho que ambos tengan una estricta regulación en el acceso y uso de su territorio. Aparcamiento controlado, imposibilidad de subir en vehículo propio en los meses de mayor afluencia, control de las pernoctas y prohibición absoluta de transformación o recolección de cualquier cosa de su interior, son algunas de sus normas.

Bujaruelo y Otal, valles y picos para limpiar los humos
Bujaruelo y Otal, valles y picos que no envidian los estadounidenses. Foto: Alfredo Cáliz

Ordesa atesora infinidad de rutas pedestres, que incluyen ascensiones a algunas de las montañas más altas de España, como el Monte Perdido, el Cilindro y el Casco, así como excursiones imprescindibles. Son los casos de la Senda de los Cazadores o el recorrido del cañón de Añisclo.

9. Viaje al centro de La Tierra

Apenas sabemos lo que hay bajo nosotros. Teorías derivadas de complejos cálculos científicos hablan de un interior del planeta líquido e incandescente. Lo más cerca que conocemos, y queremos creer que es así, son descripciones fantásticas entre las que destaca Viaje al centro de la Tierra de Julio Verne. Así que debemos contentarnos con ello. O acercarnos a un lugar tan singular como este relato. Nos referimos a El Soplao, una de las más extraordinarias cuevas de la geografía española.

Situada en los municipios de Herrerías, Valáliga y Rionansa, en el oriente de Cantabria, esta espelunca es una de las más notables de la Península Ibérica.Descubierta accidentalmente durante unas prospecciones mineras, debe su nombre precisamente a los mineros quienes denominaron soplaos a las galerías y cavidades donde se formaban corrientes de aire procedentes del exterior.

Un viaje al centro de la tierra. Foto: Adrián Vázquez. Espeleofoto.com
Un viaje al centro de la tierra. Foto: Adrián Vázquez. Espeleofoto.com

El Soplao es una de las cuevas que está considerada de mayor interés en el mundo, por la naturaleza de sus formaciones kársticas. Estalactitas y estalagmitas, pisolitas, helictitas, hilos de piedra, columnas, coladas, derrumbes... Formada hace 240 millones de años, tiene galerías de más de 30 metros de altura y unos 20 kilómetros de desarrollo, de los que solo son visitables cuatro. Suficientes para maravillarse de cómo es el interior de nuestro planeta. Aunque solo sea en esa primera capa superficial erosionada por el agua filtrada.

Los nombres de sus tramos dan pistas sobre la aventura que supone recorrer su enigmático interior: galería de los Fantasmas, galería del Falso Suelo, la de la Sieran, la de la Cabra, El Bosque y La Coliflor son algunos de ellos. La visión de tan extrañas formaciones deja perplejo al visitante y le confirman que la naturaleza siempre supera a la más fantástica de las imaginaciones. Aunque en este caso sea la de Julio Verne.

10. Sáhara con olor a western

Aunque el calentamiento global va a cambiar esto más pronto que tarde, de momento es el único desierto que hay en el continente europeo. Localizado en el interior de la provincia de Almería, el desierto de Tabernas tiene una extensión de 280 kilómetros cuadrados entre las sierras de los Filambres y Alhamilla. Con una temperatura media anual cercana a los 18 ºC, las máximas estivales superan los 50 ºC muchos días y la precipitación media anual es de solo 243 mm por metro cuadrado.(En el conjunto del territorio español se eleva a 665 mm y en regiones como Galicia y el Cantábrico están en torno a 1.500 mm). El resultado es un clima semiárido.

El desierto de Tabernas en Almería.
No es el Sáhara, es el desierto de Tabernas en Almería. Foto: Shutterstock

Catalogado como Paraje Natural por la Junta de Andalucía, es un paisaje de vegetación escasa, con plantas aclimatadas como chumberas, espartales, tarayes, adelfas, jarillas y siemprevivas. Crecen en cerros y mesetas de laderas gastadas, que se elevan en mitad de una llanura surcada por grandes ramblas originadas los escasos días de lluvia. Esto no quiere decir que falte la vida. Una amplia comunidad de aves es visible durante todo el año, con mayor abundancia de especies afines a este tipo de ecosistemas: terreras, cogujadas, alcaravanes, sisones y ortegas.

Sobre todo esto, Tabernas es conocido por su relación con el cine. Las características del paisaje y los bajos costos de las producciones en territorio español, convirtieron en los pasados 60 y 70 a este desierto en un plató de cine, el Hollywood europeo se llamaba. Capital universal del 'spaghetti western', aquí se rodaron películas tan míticas como Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo. El último film famoso ha sido Exodus, de Ridley Scott, rodado en 2013. Algunos escenarios de aquellas películas se conservan en Tabernas y existen varios parques temáticos, donde se recrean escenas de western para los turistas.

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