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Breña Alta

Con altura de miras

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Es por sitios como este que se conoce a las Canarias como Islas Afortunadas. Extendida en el flanco derecho de La Palma, cuyo territorio entero es Reserva de la Biosfera, a Breña Alta le sobran recursos para llamar la atención sin esforzarse. Por algo guarda rincones tan impresionantes como el Risco de la Concepción, situado a pie de costa, en el extremo sur de un cráter. Aparte de ser un mirador de lujo al paraíso de La Palma y lugar de peregrinaje para amantes del turismo astronómico, subir a él es posiblemente la mejor forma de calibrar todos los atractivos que se reparten en los 30 kilómetros cuadrados de municipio. Algunos basta inclinar la cabeza para descubrirlos, como la popular playa de Bajamar, un limpio arenal donde al chapuzón se suma el valor añadido de las vistas que se disfrutan desde el agua, y cuya avenida marítima nos comunica con el puerto deportivo y la capital de la isla, Santa Cruz de La Palma.

Aunque el mirador de la Concepción es una invitación a recrearse en la mirada de toda la costa este de la isla, a su espalda, girando 180º, Breña Alta reserva otros rincones que descubrir y patear entre sus dispersos barrios, salpicados de arquitectura rural con encanto isleño, o como la iglesia de San Pedro, su tranquilo casco urbano, donde las casas blancas dan paso un tutti frutti de colores en las edificaciones, condimentado de palmeras aquí y allí. Hay otros árboles cuya contemplación merece alejarse más: los Dragos Gemelos que se conservan en el extremo sur del municipio: dos ejemplares milenarios de esa exótica especie, símbolo de estas islas, que se mantienen erguidos desde tiempo inmemorial. Como señalando la entrada y altura de todo lo que atesora Breña Alta.

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