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Cabrera de Mar

Vestigios de la antigua Laietania

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Uno de los puntos de interés más destacados de este pequeño municipio del Maresme, aunque no el único, es su importante patrimonio arqueológico, sobre todo de los periodos íbero y romano. En la montaña que preside el Castillo de Burriac se encuentra el poblado íbero más extenso de la Laietania que, pese a ser descubierto en 1915 y haber sido objeto de numerosas intervenciones, sigue siendo un gran desconocido.

Cabrera no toca el mar, pero lo observa desde su atalaya privilegiada, en la que se alza el castillo medieval de Burriac, a 401 metros de altitud. La fortaleza conserva una majestuosa torre y parte de su planta. Su carismática silueta es visible desde muchas zonas de la comarca y se organizan visitas teatralizadas para conocer su historia y su entorno. El municipio, que tuvo un carácter eminentemente rural hasta mediados del siglo XX, está moteado de una treintena de grandes masías de contundente arquitectura y pequeñas poblaciones que muestran cómo se organizaba el territorio desde la Edad Media.

Alguna de aquellas construcciones señoriales de origen rural son Mas Català (1294) y Can Bertomeu, del siglo XVII. El núcleo de Cabrera sorprende con casas y rincones medievales estructurados alrededor de la Iglesia gótica de Sant Feliu, que alberga algunas joyas artísticas y en la que se puede contemplar el facsímil de un retablo de Bernat Martorell. Otros edificios interesantes son el que hoy alberga el Ayuntamiento de Cabrera, que data de principios del siglo XX, y Cal Conde, una construcción ecléctica con elementos renacentistas, barrocos, historicistas y modernistas, fruto de las diversas reformas llevadas a cabo.

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