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Carcaixent

El paraíso de la naranja

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Llegamos a Carcaixent por una carretera con naranjos a ambos lados, hasta donde alcanza la vista. Con el mismo orden en que están organizados los frutales en las fincas, el interior del municipio es una cuadrícula casi perfecta, sólo rota por el eje que forman la calle de Gandía, la de la Vall y la de María Benlliure. Este fruto dio mucha prosperidad a la comarca, como observamos en su Casa Consistorial, sus casas modernistas o en sus palacetes en el Paraje Natural Hort de Soriano, por ejemplo, al igual que el cultivo de la morera y el comercio de la seda. Se trata de una tierra orgullosa de su gastronomía, dando muestra de ello incluso en los azulejos del palacio de la Marquesa. Con iglesias y ermitas en su interior, como la de la Asunción, la de San Bertolomé de Cogullada o San Roque de Ternils, y monasterios en sus afueras, como los restos del del Corpus Christi o el de Aguas Vivas, nos enseñan la importancia de la religión en la zona. También es un punto destacado en rutas de acampada y autocaravana. Y qué mejor postre, merienda o alto en el camino que una rica y jugosa naranja.

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