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Chinchilla de Monte-Aragón

Regreso a la Edad Media monumental

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De Albacete a Chinchilla de Montearagón hay trece kilómetros de viaje al pasado. El pueblo, de los más antiguos de la provincia, arrebata y sorprende como una joya medieval prácticamente intacta frente a los avatares del progreso. Hay en él castillo y muralla, palacios diversos, baños árabes en propiedades privadas, Ayuntamiento, casas-cuevas, templos, ermitas y conventos. Chinchilla de Montearagón es un conjunto histórico y monumental que da sustancia y forma a un casco urbano orgulloso de su linaje y del espíritu sólido y belicoso de la Edad Media. Lugar de hechos históricos, cuenta la tradición que fue Hércules el Grande quien fundó Chinchilla siete siglos antes de Cristo. 

Tiene la ciudad cuatro puertas y ocho calles principales con sus callejuelas accesorias. La parroquia de Santa María del Salvador, primorosamente, alhajada tiene veintiocho eclesiásticos. Hay un convento de dominicas de Santa Ana famoso por su en repostería. Existen cinco ermitas (San Antón, Santa Elena, Santa Fe, la Fuensanta y San Roque), un hospital, una fábrica de crisoles y edificios especiales como el Granero de las Tercias Reales y la Cárcel del Partido (siglo XVII). Por su parte, el Mesón de las Peras aún conserva el azulejo que le da nombre. Por las calles de San Blas y Obra Pía estableció sus mansiones la nobleza de Chinchilla con profusión de escudos nobiliarios y blasones, en contraste con las casas excavadas en la tierra donde vivían en promiscuidad familias enteras y caballerías. Chinchilla de Montearagón es el espectáculo del medievo sobre el escenario de un cerro.

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