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Igualada

Igualada a flor de piel

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Sentir esta ciudad es fácil, un lugar que se puede volar, oler y escuchar. Igualada huele a cuero, tierra de maestros que hacen con la piel obras de arte, un espacio de curtidores; artistas que han convertido su trabajo en columna vertebral de la economía de este lugar. Para encontrar una muestra de esto basta con pasear por el barrio curtidor donde se convierte al visitante en testigo de la mágica alquimia de estos artesanos, capaces de transformar algo muerto en vivas obras de arte. Este barrio es el lugar con mayor identidad de la ciudad y el único paisaje destinado al trabajo de la piel en Cataluña. Tal es así que existe aquí un museo dedicado exclusivamente a esto, una antigua fábrica textil, donde se trabajaba el algodón que ocupó durante el siglo XIX la economía de esta ciudad.

Igualada suena a órgano, un instrumento estrella de la localidad. Desde una de las iglesias más bellas, la de Santa María se le pone sonido a la ciudad ya que año tras año, este monumento, miscelánea en cuanto a estilo arquitéctonico se refiere, acoge el Festival Internacional de Órgano. Volar, un sueño que todo hombre ha tenido alguna vez se hace posible en esta localidad. Epicentro Europeo del vuelo en globo, gracias a su festival “European Ballon” este municipio de Cataluña concede, durante cuatro días, a todo aquel que se acerque, viajes al cielo catalán. 

Igualada deja además de tantas sensaciones, el corazón dividido y es que es una ciudad de dos mitades “Igualada nueva” e “Igualada antigua”, cada una con sus bellos parajes; la antigua con la iglesia de Santa María, el asilo del Santo Cristo o el barrio de curtidores y la nueva con elementos como el Parque del cementerio, donde sorprenderá su estilo vanguardista.