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Nambroca

Casonas solariegas con el sabor de los siglos

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La Autovía de los Viñedos pasa al lado de Nambroca (a menos de 15 kilómetros de Toledo), pero este territorio es más de olivos. Tierra de aceite y pueblo de agradable casco urbano, muy crecido en los últimos 20 años por su cercanía con la capital provincial. En su corazón, no obstante, mantiene la esencia de pueblo llano, agrícola y tranquilo.

Su trazado esconde coquetas plazas y rincones. Por ejemplo, pegada a la plaza de la Constitución (donde se levanta el edificio blanco del ayuntamiento, con su señorial columnata central) está una de las plazoletas más interesantes del pueblo, con un monumento dedicado a la Constitución y con numerosos ejemplos perfectos de arquitectura tradicional alrededor: casonas solariegas de dos plantas realizadas en aparejo toledano (mampostería y ladrillo), con llamativas rejerías y escudos nobiliarios, sobriedad monumental donde retumba el eco de los siglos.

Así también ocurre en la biblioteca municipal, en la iglesia de la Purificación (con su alta torre con chapitel) y en la pequeña ermita del Cristo de las Aguas (preciosas la portada y la espadaña), tres de los edificios más representativos del pueblo.

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